Primera fecundación in vitro de un rinoceronte blanco, un avance para salvar la especie
Este programa de reproducción es posible gracias a la fecundación in vitro de ovocitos por inyección de espermatozoides congelados
AFP
Berlín - ene. 24, 2024
Científicos lograron la primera fecundación in vitro de un rinoceronte blanco del Sur, un avance para el objetivo de salvar al rinoceronte blanco del Norte, que sólo cuenta con dos hembras.
"Hemos logrado algo que se creía imposible", declaró el jefe del proyecto, el alemán Thomas Hildebrandt, en una conferencia de prensa en Berlín.
La fecundación de un rinoceronte blanco del Sur con un embrión de la misma especie es un "avance crucial" en la ayuda de los rinocerontes del norte, en peligro de extinción, subrayó Hildebrandt, quien pertenece al grupo científico BioRescue, apoyado por el ministerio alemán de la Investigación.
En la próxima etapa del ambicioso programa de reproducción, los científicos tratarán de realizar la proeza con un embrión de rinoceronte blanco del Norte en una madre portadora de la especie muy cercana del sur.
Este programa de reproducción, hecho posible gracias a la fecundación in vitro de ovocitos por inyección de espermatozoides congelados, es la última oportunidad de supervivencia de esos animales.
De mucha edad, las dos hembras de la especie de rinocerontes blancos del Norte --Najin y su hija Fatu-- ya no son capaces de llevar a término un embarazo.
El último macho, llamado Sudan, murió en 2018 en la reserva de Ol Pejeta en Kenia, donde Najin y Fatu viven bajo vigilancia las 24 horas del día protegidas de los cazadores furtivos.
El equipo de Hildebrandt tiene ahora por objetivo "producir rinocerontes blancos del Norte en los dos años y medio próximos".
El proceso podría durar más, añadió. El embarazo en rinocerontes dura 16 meses.
Esta tecnología podría también servir de modelo para otras especies de rinocerontes amenazados, como el rinoceronte de Sumatra, en el sudeste asiático, agregó Hildebrandt.
Estos animales tienen pocos depredadores naturales, pero su número disminuyó a causa de los cazadores furtivos desde los años 1970.
Los rinocerontes modernos recorren el planeta desde hace 26 millones de años y se calcula que más de un millón vivían aún en estado salvaje a mediados del siglo XIX.
Un robot supera a los científicos descubriendo sustancias químicas
Apodado 'RoboChem', el dispositivo de mesa puede superar a un químico humano en términos de velocidad y precisión
autor Europa Press
Madrid - ene. 27, 2024
Químicos de la Universidad de Ámsterdam han desarrollado un robot autónomo de síntesis química con una unidad de aprendizaje automático integrada impulsada por IA (Inteligencia Artificial).
Apodado 'RoboChem', el dispositivo de mesa puede superar a un químico humano en términos de velocidad y precisión, al mismo tiempo que muestra un alto nivel de ingenio.
Al ser el primero de su tipo, podría acelerar significativamente el descubrimiento químico de moléculas para aplicaciones farmacéuticas y muchas otras. Los primeros resultados de RoboChem se publican la revista 'Science'.
El estudio muestra que RoboChem es un químico preciso y confiable que puede realizar una variedad de reacciones mientras produce cantidades mínimas de desechos. Al trabajar de forma autónoma las 24 horas del día, el sistema ofrece resultados de forma rápida e incansable.
De esta forma, en una semana es posible optimizar la síntesis de entre diez y veinte moléculas. Esto le llevaría a un estudiante de doctorado varios meses. Además, el robot no sólo produce las mejores condiciones de reacción, sino que también proporciona la configuración para la ampliación.
Esto significa que es posible producir cantidades que sean directamente relevantes para los proveedores de la industria farmacéutica, por ejemplo, tal y como explica en un comunicado el desarrollador de RoboChem, el profesor Timothy Noël del Instituto Van 't Hoff de Ciencias Moleculares de la Universidad de Ámsterdam.
La experiencia del grupo Noël se centra en la química de flujo, una forma novedosa de realizar química en la que un sistema de tubos pequeños y flexibles sustituye a los vasos de precipitados, matraces y otras herramientas químicas tradicionales. En RoboChem, una aguja robótica recoge cuidadosamente los materiales de partida y los mezcla en pequeños volúmenes de poco más de medio mililitro. Luego estos fluyen a través del sistema de tuberías hacia el reactor.
Allí, la luz de potentes LED desencadena la conversión molecular activando un fotocatalizador incluido en la mezcla de reacción. Luego, el flujo continúa hacia un espectrómetro de RMN automatizado que identifica las moléculas transformadas. Estos datos se envían en tiempo real a la computadora que controla RoboChem. El grupo de investigadores se esforzó mucho en corroborar los resultados de RoboChem. Todas las moléculas ahora incluidas en el artículo de 'Science' fueron aisladas y verificadas manualmente.
Los investigadores también utilizaron RoboChem para replicar investigaciones anteriores publicadas en cuatro artículos seleccionados al azar. Luego determinaron si Robochem producía los mismos resultados (o mejores). "En aproximadamente el 80% de los casos, el sistema produjo mejores rendimientos. Para el 20% restante, los resultados fueron similares", afirma Noël.
"Esto no deja ninguna duda de que un enfoque asistido por IA será beneficioso para el descubrimiento de sustancias químicas en el sentido más amplio posible", concluye el profesor.
WhatsApp permitirá a los usuarios editar sus mensajes de texto una vez enviados
La nueva función permitirá a los usuarios de WhatsApp editar sus mensajes, en caso de haberse equivocado de alguna forma al redactarlos
Europa press
Madrid
WhatsApp está desarrollando una nueva característica que permitirá a los usuarios de la aplicación editar sus mensajes de texto una vez los hayan enviados, lo que les evitará tener que eliminarlos para reescribirlos.
La nueva función permitirá a los usuarios de WhatsApp editar sus mensajes, en caso de haberse equivocado de alguna forma al redactarlos. La novedad aparecerá en un submenú con opciones para el mensaje en cuestión, junto con otras ya disponibles, como información y copiar.
Esta nueva función ha sido adelantada por el medio especializado WABetaInfo. Además, el portal ha recordado que ya habló de ella en 2017, aunque WhatsApp la acabó descartando días después.
Se desconoce si existirá un plazo de tiempo determinado para poder hacer la edición del mensaje tras su envío. El medio citado descarta que se introduzca un historial de edición de los mensajes para comprobar versiones anteriores del mismo. Sin embargo, reconoce que los planes de WhatsApp pueden cambiar de cara a su despliegue definitivo.
Esta nueva característica aún está en fase de desarrollo. Pese a que el portal se hace eco de su testeo en la beta de Android, se espera que llegue también a la de iOS y a la de escritorio.
La reacción a los mensajes cambia de piel
WhatsApp también está testeando otra función: las reacciones a mensajes en distintas tonalidades de piel. Según WABetaInfo, esta característica ya está siendo desplegada entre los usuarios de la versión de la beta 2.22.13.4 para Android.
Esta función permite a los usuarios cambiar la tonalidad de la piel de sus reacciones en base al último tono utilizado en su listado de emojis. Por el momento, está limitada al emoticono con el pulgar hacia arriba y al que muestra dos manos juntas.
Científicos ya confirmaron 3 tipos de civilizaciones avanzadas, ¿en cuál se encuentra la Tierra?
A lo largo de la historia, la humanidad ha dirigido la mirada al cielo con la esperanza de descubrir señales de vida más allá de nuestro planeta. La posibilidad de no estar solos en el universo nos ha llevado a preguntarnos si existen civilizaciones más avanzadas que la nuestra.
La «Escala de Kardashov,» propuesta por el astrofísico soviético Nikolái Kardashov, nos brinda una manera de medir el desarrollo tecnológico de estas posibles sociedades extraterrestres. Aunque no conocemos el alcance de su tecnología ni ahora ni quizá nunca, podemos hacernos una idea de lo que podrían ser capaces de hacer mediante su nivel tecnológico.
La escala clasifica a las civilizaciones en tres tipos principales: Tipo I, Tipo II y Tipo III. Una civilización Tipo I domina la energía disponible en su planeta, utilizando fuentes como la solar, geotérmica y nuclear. Una Tipo II va más allá, aprovechando la energía de su estrella de manera más eficiente y colonizando otros planetas. Finalmente, una civilización Tipo III puede aprovechar y utilizar toda la energía de una galaxia entera, realizando viajes interestelares comunes.
Los astrónomos han descubierto un mundo alienígena del tamaño de la Tierra, pero con características totalmente distintas. El exoplaneta, un mundo más allá de nuestro sistema solar, podría estar cubierto de volcanes con una frecuencia de erupciones similar a Io, una luna de Júpiter.
¿Dónde estamos nosotros, como civilización terrestre, en esta escala?
La respuesta es sorprendente y triste a la vez: aún no encajamos en ninguna categoría. A pesar de nuestros avances tecnológicos, apenas producimos 18 teravatios (TW) de energía. Esto es mínimo en comparación con la capacidad de una civilización Tipo I, que debería ser capaz de aprovechar al menos 70 TW de energía.
En términos más sencillos, estamos en una fase inicial de nuestro desarrollo tecnológico. Dependemos en gran medida de fuentes no renovables como el carbón, el petróleo y el gas natural, con solo una fracción de nuestra energía proveniente de fuentes renovables como la solar, eólica o hidroeléctrica. Mientras aspiramos a un futuro más avanzado y sostenible, aún estamos lejos de ser una civilización Tipo I según la escala de Kardashov.
La pregunta que surge es inevitable: ¿cómo podemos avanzar hacia esa categoría deseada?
La respuesta está en el desarrollo de tecnologías más eficientes y sostenibles. Necesitamos aumentar nuestra capacidad para aprovechar las energías renovables de manera más extensa y reducir nuestra dependencia de combustibles fósiles. Este desafío, aunque monumental, es esencial para construir un futuro más avanzado y sostenible para la humanidad.
Durante décadas el universo ha sido objeto de estudio para el humano, quien intenta tener una mejor comprensión sobre la creación de la Tierra y saber si existen otras formas de vida, al igual que otros planetas con condiciones similares al de nosotros. Pero esta no es la única línea de investigació
Los astrónomos han confirmado que una roca espacial que golpeó la Tierra en 2014 es el primer objeto interestelar que nos visitó, incluso antes del famoso 'Oumuamua. El pequeño meteoro habría llegado aquí el 8 de enero de 2014, lo que lo posiciona como primero de la lista por 3 años.
La clave para alcanzar el estatus de una civilización Tipo I radica en la transición hacia formas más limpias y sostenibles de energía. Mientras que actualmente luchamos por aprovechar el 100% de la energía disponible en nuestro planeta, debemos enfocarnos en fuentes que no solo sean abundantes sino también respetuosas con el medio ambiente. La energía solar, la geotérmica y la nuclear son opciones prometedoras que podrían allanar el camino hacia una sociedad más avanzada y en armonía con nuestro entorno.
La necesidad de desarrollar tecnologías más eficientes no se limita solo a la producción de energía. También debemos mejorar nuestra capacidad para almacenar y distribuir esta energía de manera efectiva. Los avances en baterías de almacenamiento de energía y redes inteligentes son cruciales para aprovechar al máximo nuestras fuentes renovables y reducir nuestra dependencia de los recursos no renovables.
A medida que avanzamos en esta carrera hacia la civilización Tipo I, es imperativo adoptar un enfoque global y colaborativo. La cooperación internacional en la investigación y desarrollo de tecnologías sostenibles es esencial para superar los desafíos que enfrentamos como sociedad. La innovación no conoce fronteras, y al unir fuerzas, podemos acelerar nuestro progreso hacia un futuro más brillante y sostenible.
La Nasa desviará un asteroide en una misión de "defensa planetaria"
AFP
Washington, Estados Unidos
En menos de un año, una nave espacial de la NASA se estrellará deliberadamente contra un asteroide para desviar su trayectoria. Descrita como una "defensa planetaria", esta misión debería preparar a la humanidad en caso de una amenaza de impacto.
El escenario recuerda a la película "Armagedón", en la que Bruce Willis y Ben Affleck salvan el planeta de un enorme asteroide que se precipita hacia la Tierra.
Pero la agencia espacial estadounidense está llevando a cabo en este caso un experimento muy real. Aunque por ahora no se conoce ningún asteroide de gran tamaño que esté en curso de colisión, la idea es prepararse para esa posibilidad.
"No queremos estar en una posición en la que un asteroide se dirija hacia la Tierra; debemos probar esta técnica", dijo Lindley Johnson, del Departamento de Defensa Planetaria de la Nasa, en una conferencia de prensa el jueves.
La misión, bautizada como DART (Double Asteroid Redirection Test), despegará desde California a bordo de un cohete SpaceX Falcon 9 el 23 de noviembre a las 22H20 hora local.
Diez meses más tarde, la nave alcanzará su objetivo, que estará a 11 millones de kilómetros de la Tierra. En los hechos, es lo más cerca que llegará al planeta azul.
Un pequeño éxito
En realidad, es un objetivo doble. El principal es el gran asteroide Didymos, de 780 metros de diámetro, es decir dos veces la altura de la torre Eiffel. En su órbita hay una luna, Dimorphos, de 160 metros de diámetro y más alta que la Estatua de la Libertad.
Es en esta luna donde se posará la nave, unas cien veces más pequeña que ella, proyectada a una velocidad de 24 000 km/h. El impacto arrojará toneladas y toneladas de material.
Pero "no va a destruir el asteroide, sólo le dará una pequeña sacudida", dijo Nancy Chabot, del Laboratorio de Física Aplicada de la Universidad Johns Hopkins, que dirige la misión en colaboración con la NASA.
Como resultado, la órbita del asteroide más pequeño alrededor del más grande se reducirá sólo "alrededor del 1%", explicó.
A partir de las observaciones realizadas por telescopios en la Tierra desde hace décadas, se sabe que Dimorphos orbita actualmente alrededor de Didymos en exactamente 11 horas y 55 minutos.
Utilizando los mismos telescopios, este periodo se medirá de nuevo después de la colisión. En ese caso, quizá sean "11 horas y 45 minutos, o algo así", dijo el investigador.
¿Pero cuánto exactamente? Los científicos no lo saben, y eso es lo que quieren averiguar.
Hay muchos factores que entran en juego, como el ángulo de impacto, el aspecto de la superficie del asteroide, su composición y su masa exacta, todos ellos desconocidos por el momento.
De este modo, "si un día se descubre un asteroide en curso de colisión con la Tierra (...) tendremos una idea de la fuerza que necesitaremos para que ese asteroide no toque la Tierra", explicó Andy Cheng, de la Universidad Johns Hopkins.
La órbita alrededor del sol de Didymos, el gran asteroide, también cambiará ligeramente, debido a la relación gravitatoria con su luna, dijo Cheng. Pero este cambio será "demasiado pequeño para medirlo".
Caja de herramientas
También viajará un pequeño satélite. Se desacoplará de la nave principal diez días antes del impacto y utilizará su sistema de propulsión para desviar ligeramente su propia trayectoria.
Tres minutos después de la colisión, sobrevolará Dimorphos, para observar el efecto del impacto, y posiblemente el cráter en la superficie.
El costo total de la misión es de 330 millones de dólares. Si el experimento tiene éxito, "creemos que esta técnica podría formar parte de una caja de herramientas, que estamos empezando a llenar, para desviar un asteroide", explicó Lindley Johnson.
Por ejemplo, citó métodos que podrían utilizar la fuerza gravitatoria de una nave que vuele cerca de un asteroide durante un largo periodo de tiempo, o el uso de láseres.
Pero dijo que la clave era identificar primero las amenazas potenciales. "La estrategia es encontrar estos objetos no sólo años, sino décadas antes de cualquier peligro de colisión con la Tierra", dijo.
Actualmente se conocen unos 27.000 asteroides cercanos al planeta azul.
Bennu, que mide 500 metros de diámetro, es uno de los dos asteroides identificados en nuestro Sistema Solar que suponen un mayor riesgo para la Tierra, según la NASA.
Pero de aquí al año 2300, la probabilidad de colisión es apenas del 0,057%.