Científicos ya confirmaron 3 tipos de civilizaciones avanzadas, ¿en cuál se encuentra la Tierra?
A lo largo de la historia, la humanidad ha dirigido la mirada al cielo con la esperanza de descubrir señales de vida más allá de nuestro planeta. La posibilidad de no estar solos en el universo nos ha llevado a preguntarnos si existen civilizaciones más avanzadas que la nuestra.
La «Escala de Kardashov,» propuesta por el astrofísico soviético Nikolái Kardashov, nos brinda una manera de medir el desarrollo tecnológico de estas posibles sociedades extraterrestres. Aunque no conocemos el alcance de su tecnología ni ahora ni quizá nunca, podemos hacernos una idea de lo que podrían ser capaces de hacer mediante su nivel tecnológico.
La escala clasifica a las civilizaciones en tres tipos principales: Tipo I, Tipo II y Tipo III. Una civilización Tipo I domina la energía disponible en su planeta, utilizando fuentes como la solar, geotérmica y nuclear. Una Tipo II va más allá, aprovechando la energía de su estrella de manera más eficiente y colonizando otros planetas. Finalmente, una civilización Tipo III puede aprovechar y utilizar toda la energía de una galaxia entera, realizando viajes interestelares comunes.
Los astrónomos han descubierto un mundo alienígena del tamaño de la Tierra, pero con características totalmente distintas. El exoplaneta, un mundo más allá de nuestro sistema solar, podría estar cubierto de volcanes con una frecuencia de erupciones similar a Io, una luna de Júpiter.
¿Dónde estamos nosotros, como civilización terrestre, en esta escala?
La respuesta es sorprendente y triste a la vez: aún no encajamos en ninguna categoría. A pesar de nuestros avances tecnológicos, apenas producimos 18 teravatios (TW) de energía. Esto es mínimo en comparación con la capacidad de una civilización Tipo I, que debería ser capaz de aprovechar al menos 70 TW de energía.
En términos más sencillos, estamos en una fase inicial de nuestro desarrollo tecnológico. Dependemos en gran medida de fuentes no renovables como el carbón, el petróleo y el gas natural, con solo una fracción de nuestra energía proveniente de fuentes renovables como la solar, eólica o hidroeléctrica. Mientras aspiramos a un futuro más avanzado y sostenible, aún estamos lejos de ser una civilización Tipo I según la escala de Kardashov.
La pregunta que surge es inevitable: ¿cómo podemos avanzar hacia esa categoría deseada?
La respuesta está en el desarrollo de tecnologías más eficientes y sostenibles. Necesitamos aumentar nuestra capacidad para aprovechar las energías renovables de manera más extensa y reducir nuestra dependencia de combustibles fósiles. Este desafío, aunque monumental, es esencial para construir un futuro más avanzado y sostenible para la humanidad.
Durante décadas el universo ha sido objeto de estudio para el humano, quien intenta tener una mejor comprensión sobre la creación de la Tierra y saber si existen otras formas de vida, al igual que otros planetas con condiciones similares al de nosotros. Pero esta no es la única línea de investigació
Los astrónomos han confirmado que una roca espacial que golpeó la Tierra en 2014 es el primer objeto interestelar que nos visitó, incluso antes del famoso 'Oumuamua. El pequeño meteoro habría llegado aquí el 8 de enero de 2014, lo que lo posiciona como primero de la lista por 3 años.
La clave para alcanzar el estatus de una civilización Tipo I radica en la transición hacia formas más limpias y sostenibles de energía. Mientras que actualmente luchamos por aprovechar el 100% de la energía disponible en nuestro planeta, debemos enfocarnos en fuentes que no solo sean abundantes sino también respetuosas con el medio ambiente. La energía solar, la geotérmica y la nuclear son opciones prometedoras que podrían allanar el camino hacia una sociedad más avanzada y en armonía con nuestro entorno.
La necesidad de desarrollar tecnologías más eficientes no se limita solo a la producción de energía. También debemos mejorar nuestra capacidad para almacenar y distribuir esta energía de manera efectiva. Los avances en baterías de almacenamiento de energía y redes inteligentes son cruciales para aprovechar al máximo nuestras fuentes renovables y reducir nuestra dependencia de los recursos no renovables.
A medida que avanzamos en esta carrera hacia la civilización Tipo I, es imperativo adoptar un enfoque global y colaborativo. La cooperación internacional en la investigación y desarrollo de tecnologías sostenibles es esencial para superar los desafíos que enfrentamos como sociedad. La innovación no conoce fronteras, y al unir fuerzas, podemos acelerar nuestro progreso hacia un futuro más brillante y sostenible.